Ropa y complementos Burberry

Historia de la marca Burberry

En 1856 Thomas Burberry, a los 21 años de edad, abrió un pequeño negocio en Basingstoke, Hampshire, que quince años después se había convertido en un auténtico imperio. En 1880 nacía una de las prendas de vestir más universales, la mítica gabardina Burberry, impermeable y transpirable. Diez años más tarde, Burberry & Sons abre tienda en Londres en el 30 de Haymarket y en 1895 crea para el ejército británico la chaqueta predecesora de la clásica trenca. A comienzos del siglo XX, nace su logotipo, el caballero ecuestre, y en 1914 aparece la trenca como tal. En 1920 sale a la luz el cuadro Burberry que pocos años después serviría de forro para la trenca.
En 1955 Burberry recibe el appointment o distinción real de la reina Isabel II, y en 1989 el del príncipe de Gales.

Ropa y complementos Burberry

Burberry es, sin duda alguna, una de los fabricantes de ropa más conocidos tanto para hombre como para su mujer, un auténtico clásico, que puede presumir de ser el padre de prendas como la gabardina o la trenca. En España se puede comprar en las mejores tiendas de ropa y en El Corte Inglés.

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Historia y fabricación alpargatas esparto

Historia y fabricación de las alpargatas o zapatillas de esparto

La importancia del yute y la aplicación de la lona, en el último cuarto del siglo XIX, fueron factores decisivos en el auge de la alpargatería: en líneas generales, se utilizaron dos formas de confección, denominadas respectivamente cosido por dentro y cosido a bigotera, consistente este último en unir el corte o cara de lona a la suela con hilo de cáñamo y a punto de cadeneta. La fabricación de alpargatas consistió esencialmente en la industrialización de un proceso artesano, con la presencia de obreros especializados en cada frase el proceso: urdidores, encargados de disponer la trenza y el hilo necesarios para la realización de la suela; cosedores, que cosían la suela con sus almaradas; cortadores, que, con patrones, jaboncillos y enormes tijeras, aprovechaban las piezas de lona, con precisión geométrica; aparadoras, que cosían los cortes o caras; y, por último, las cerqueras y bigoteras, que, al hacer cercos y bigoteras con grandes agujas, terminaban las alpargata.

Tras medio siglo de apogeo (1875-1925), la crisis de los treinta afectó duramente a la industria alpargatera, y no había conseguido recuperarse cuando estalló la guerra civil; renació en la dura postguerra, para sufrir luego, con la generalización del calzado de piel, el colapso que abocaría, por los años cincuenta, en su casi total desaparición. Afortunadamente, ésta no fue completa; y algunos obradores, particularmente en Cataluña, mantuvieron la tradición, y abrieron una nueva etapa, con alpargatas masculinas y femeninas de bella factura para los atuendos desenfadados e informales del verano mediterráneo, de cielos despejados y sol.

Las firmas más prestigiosas (Castañer, La Manual Alpargatera), en un proceso que apenas se diferencia del anterior, y en ningún caso desmerece, ponen en el mercado zapatillas de esparto con elementos de gran calidad (suelas de yute, a veces reforzadas por piezas discontinuas de goma, cosidas a mano; amplia gama de colores en excelentes lonas lisas o acanaladas) y confección esmerada. Proporcionan así artículos que aunan comodidad y valor estético.

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Historia Polos

La historia de los polos

Como es evidente, la camisa polo o, simplemente, polo dice relación al juego de igual nombre, ya que la prenda fue ideada, a comienzos del siglo XX, para uniformar a los equipos que practicaban este juego. De ahí sus señas de identidad, ya que se trata de una camisa muy cómoda y susceptible de identificación fácil e inmediata. Por ello, se ciñe al cuerpo y sus mangas son cortas o se arremangan, de manera que nada estorbe los rápidos movimientos del jinete que, con una sola mano ha de exigir a su caballo veloces galopadas y súbitos giros en redondo, mientras con la otra maneja el marco que golpea la pelota. Dado, por otra parte, que la conjunción del equipo es esencial, el jinete ha de tener identificadas, en un segundo, al resto de sus compañeros mediante camisas de colores bien visibles (lisos o con anchas franjas; para competiciones internacionales, los de la bandera nacional), y con un número de gran tamaño en la espalda, que se repite, más reducido, en la manga izquierda.

Merced a la gran afición existente a este deporte en el Reino Unido, sus antiguas colonias y Argentina, no puede extrañar que los polos genuinos procedan todavía de esos países. Sin perjuicio de la existencia de polos de gran calidad confeccionados en otras naciones, que, carentes del vistoso número dorsal, como Polo Ralph Lauren, recuerdan con el logotipo del jugador de polo, el origen inequívoco de la prenda. Pero no hay que olvidar que más de treinta años antes del nacimiento de la marca norteamericana, René Lacoste, había ideado la camiseta perfecta para jugar al tenis y al golf, los polos Lacoste con el mítico cocodrilo que se debe al apodo que Lacoste recibía en las pistas de tenis. Aunque tampoco se ha de olvidar la vinculación de esta prenda al rugby, bien lisa o a rayas.

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Cinturones de piel

Los cinturones de piel

El cinturón constituye un complemento muy importante, casi imprescindible del atuendo masculino: un magnífico traje no queda completo sin la compañía de un cinturón adecuado. Innecesario resulta encarecer que, para un cinturón de calidad, la materia prima obligada es la piel. Por ello no puede extrañar que marcas míticas tuvieron su origen y cimentaron su prestigio en el trabajo de la piel, como establecimientos de guarnicionería, maletería o marroquinería, incluyeran pronto el cinturón en su en su oferta de productos. Este es el caso de la famosa Hermès, cuyos cinturones, simples o reversibles, resultan excepcionales por su insuperable calidad, y otro tanto puede predicarse de la célebre Louis Vuitton; recordemos asimismo, entre nosotros, a Loewe u Olimpo.

Un proceso similar al anterior, que condujo a la confección de magníficos cinturones, se ha registrado en las más prestigiosas marcas de alta zapatería, como las inglesas John Lobb, Crockett & Jones y Church´s, las italianas Ferragamo y Tods o, de las españolas, Yanko y Lotusse. También cuentan con oferta de cinturones de la mayor calidad las casas de alta confección, como Dior, Givenchy o Yves Saint Laurent, sin olvidar, asimismo en primerísima línea, a las italianas Giorgio Arman y Hermenegildo Zegna.

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Historia de la corbata

La historia de la corbata

Aunque se cita como lejano antecedente de la corbata el pañuelo que anudaban al cuello los caballeros a mediados del siglo XVII, y, doscientos años después, las cintas con que, sobre todo en Inglaterra y con ocasión de competiciones deportivas, se identificaban los miembros de la universidades rivales o clubes, lo cierto es que la corbata, en su configuración y estructura actual, es fruto del siglo XX. A la búsqueda de un hito en la evolución de este complemento masculino, difícilmente se puede señalar uno más trascendente y decisivo que el sistema de corte de tela ideado, en 1924, por el neoyorquino Jerse Langsford.

Este artesano, para evitar las arrugas que afeaban la corbata, resolvió cortar la tela en ángulo de 45º con el dibujo y estampado de la misma, dividiéndola, además, en tres piezas, que luego se unen mediante cosido a mano. Transcurrido casi el siglo de dicha innovación, éste es el procedimiento indiscutido en la confección de corbatas de máxima calidad.

Otro aspecto del mayor interés es la evolución de algunas de las casas que crean las corbatas más prestigiosas, con orígenes bien diversos. Los más próximos son los de camiserías (Turnbull & Asser (ver corbatas Turnbull & Asser) o Harvie & Hudson (ver Harvie & Hudson), como prototipos) que decidieron ampliar su oferta con este artículo, otro tanto se predica de firmas de alta confección masculina (por ejemplo, Arman o Zegna en Italia; Dior, Givenchy o Saint Laurent en Francia o la estadounidense Brooks Brothers), algunas, incluso, se dedicaron muy tempranamente, casi desde sus orígenes a la corbatería como la italiana Marinella (ver corbatas Marinella), la francesa Charvet o la inglesa Tobias Tailors; digno de mención es el hecho de que el comienzo de alguna de las firmas de mayor nombradía ha sido el trabajo de la piel, tal y como ocurre, señaladamente, con Hermés (guarnicionería), la zapatería ( Salvatore Ferragamo o Church´s (ver zapatos Church´s) y también, entre nosotros, con la piel trabajada a máximo nivel ( en especial, marroquinería), Loewe.

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