martes, septiembre 29, 2009

Castillo-Palacio de Onil

CASTILLO PALACIO ONIL
El Castillo-Palacio del Marqués de Dos Aguas en Onil

La llamativa presencia del castillo palacio en la plaza mayor de Onil tiene por referencia esencial el régimen señorial valenciano, y sólo se entiende a través del mismo. En efecto, no se levantó para fortaleza ni tampoco como residencia habitual de los titulares de la baronía, sucesivamente los duques de Mandas y los Rabassa de Perellós, marqueses de Dos Aguas, unos y otros residieron en Valencia, en palacios muy notorios, renacentista el de los primeros, cuya portada renacentista reconstruida se trasladó al Parque de los Viveros, y barroco el de los segundos, convertido hoy en Museo Nacional de Cerámica.
La función primordial del edificio fue el de casa de la señoría, desde la que se ejercía la jurisdicción suprema, se administraba la baronía y se percibían las rentas dominicales. Más aún, la integración de la iglesia en el conjunto, configurando con el castillo un cuadrado perfecto, en cuyos cuatro ángulos sobresalen otros tantas torres adosadas, una de las cuales es el campanario del templo, recuerda que su patronato correspondía a los titulares de la baronía.

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viernes, diciembre 01, 2006

Casa Carbonell Alicante


La Casa Carbonell en Alicante

En el número 1 de la Explanada de España se levanta el imponente edificio conocido por Casa Carbonell, el más emblemático de carácter particular existente en Alicante, construido, entre 1922 y 1925, con planos del arquitecto Vidal Ramos, autor asimismo de otros importantes proyectos en la propia ciudad, como el Mercado de Abastos, Palacio de la Diputación provincial, Hospital Provincial, Gobierno Militar, Correos y amplias reformas del Casino y Salón Moderno (Cine Monumental).

Entre sus diseños de viviendas sobresalen la del consignatario de buques José Lamaignére, concluida en 1918, también en la misma Explanada, y, más aún, la referida Casa Carbonell. La tradición popular relaciona ambas mansiones, ya que, según fama, la segunda había sido mandada construir por el fabricante de tejidos alcoyano Enrique Carbonell en respuesta al menosprecio de su fortuna por el citado Lamaignére. En cualquier caso, sí es cierto que una morada de esa entidad guarda estrecha relación con el singular enriquecimiento que experimentaron los industriales los textiles alcoyanos con ocasión del primer conflicto mundial, que originó una fortísima demanda de paños para uniformar al ejército francés.

Tampoco puede sorprender que el arquitecto llamado a desarrollar el ambicioso designio fuese J. Vidal Ramos, a quien, como se ha señalado, se encargaron durante la década de los veinte los más importantes edificios públicos de la ciudad de Alicante. Dicho arquitecto fue el principal representante, en la provincia, de la tendencia neoplateresca y neobarroca en la que vino a desembocar el eclecticismo. Transcurridos más de tres cuartos de siglos, la Casa Carbonell, objeto de excelente restauración, continúa acogiendo magníficas viviendas y locales de negocios, fiel a su planteamiento inicial.

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viernes, octubre 20, 2006

Orihuela, una ciudad monumental



Emplazada en el sector de contacto entre sierra y vega, aprovechando un meandro estable del río Segura, Orihuela, capital de la gobernación meridional y luego también sede episcopal, fue la segunda ciudad en rango del reino de Valencia, sólo cedía a ésta, única de dicho ámbito a la que lo hace hoy en patrimonio monumental. Las citadas funciones y un dilatado término general auspiciaron el avecindamiento en Orihuela de nutrido y poderoso patriciado, integrado por eclesiásticos y nobles, que confirieron a la urbe un sello entre levítico y señorial, con una robusta impronta en la morfología urbana, que llega hasta hoy con abundante presencia en el casco histórico de iglesias, conventos, casonas y palacios.

Aunque privan los edificios de naturaleza religiosa, los de origen nobiliario son asimismo notorios y numerosos. Resaltemos que, entre los primeros, cuentan cinco monumentos nacionales, a saber: el imponente Colegio de Santo Domingo (ver Colegio de Santo Domingo) , antiguo convento de dominicos y universidad, levantado entre los siglos XVI y XVIII, con elementos renacentistas y barrocos; las bellísimas iglesias góticas del Salvador, convertida sucesivamente en colegiata y catedral, la de Santa Justa y Rufina, y la de Santiago, donde celebraron cortes los Reyes Católicos en su marcha hacia la conquista de Granada; y, por último, el elegante palacio episcopal, de traza dieciochesca, recientemente restaurado.

A la cabeza del estamento nobiliario figuraron los titulares de señoríos alfonsinos, algunos de los cuales lograron títulos nobiliarios y, en algunos casos, la Grandeza de España. A los dos linajes más poderosos del Bajo Segura, los de Rocamora y Roca de Togores, respectivamente marqueses de Rafal y condes, luego duques, de Pinohermoso, títulos sobre los que se apoyan sendas Grandezas de España, corresponden los palacios de mayor entidad y empaque. A los primeros el actual palacio del conde de la Granja, cuya fachada fue renovada en el siglo XVIII por Jaime Bort, mientras el de los segundos, hoy biblioteca municipal, radicaba en la Plaza de la Pía o del marqués de Rafal, cuya actual mansión hace frente a aquél. Subrayemos, no obstante, que, a pesar de ruinas y derribos, la nómina de palacios y casonas nobiliarias subsistentes es larga; y en ella, además de los citados, se incluyen muestras tan valiosas y prototípicas como los palacios del marqués de Arneva, actual Ayuntamiento, de Tudemir o del duque de Béjar, convertidos en atractivo y comfortable hotel, del Barón de La Luide, del Portillo, que acoge la Caja Rural, y el de los marqueses de Rubalcaba, transformado en museo. En suma, Orihuela encierra un riquísimo conjunto monumental, el segundo en importancia de la Comunidad Valenciana.

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domingo, octubre 15, 2006

Colegio de Santo Domingo (Orihuela)



El oriolano don Fernando de Loazes, sucesivamente obispo de Elna, Lérida, Tortosa, arzobispo de Tarragona y arzobispo de Valencia- Patriarca de Antioquia, mandó levantar la grandiosa fábrica renacentista de Santo Domingo, por más que se finalizara transcurridos muchos años de su muerte, con la monumental portada barroca de de la universidad. Fue también él quien inició el largo y complicado itinerario que llevaría cien años después, en 1646, al logro completo de la Universidad de Orihuela; con esa finalidad hizo cuantiosas donaciones, legó sus bienes muebles e inmuebles y escogió como embrión del centro de estudios superiores al convento de dominicos de Nuestra Señora del Socorro y San José, intramuros de Orihuela.

Así pues, las obras de Santo Domingo, el edificio más emblemático del antiguo reino de Valencia y monumento nacional, dieron comienzo en 1553 y concluyeron mediados el setecientos. De la imponente construcción sobresale, en primer término, una grandiosa fachada, muy austera, con marcado predominio de de la línea horizontal, sólo interrumpida por ventanas y las portadas que dan acceso a la iglesia, convento y antigua universidad respectivamente; de éstas, las dos primeras, labradas en el quinientos, son las más antiguas, si bien la de mayor monumentalidad es la gran portada barroca de la universidad, diseñada a comienzos del siglo XVIII por Pedro Juan Codoñer.

En el interior, los elementos y dependencias principales son, además de los dos maravillosos claustros, la iglesia y su torre-campanario, la historiada portada de la sacristía y el refectorio. La iglesia, salvo la fachada, que es posterior, fue trazada en el seiscientos por Pedro Quintana, quien concibió una masa única con bóveda de medio cañón, capillas entre los contrafuertes y cúpula en la unión de crucero y nave. Más tardía es la torre, con rica decoración, que, a mediados del siglo XVIII, reemplazó al campanario renacentista. Por su parte, la puerta de la sacristía debida a Juan Inglés, a quien se ha atribuido sin plena seguridad la traza originaria de Santo Domingo, es del último tercio del XVI, concebida como un arco del triunfo sobre el que apoya un templete. El espléndido y espacioso refectorio del antiguo convento muestra nervaduras de gótico final, y fue reformado en el siglo XVIII, enriqueciéndolo con uno de los mejores zócalos de azulejería valenciana que han llegado a la actualidad.

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