Emplazada en el sector de contacto entre sierra y vega, aprovechando un meandro estable del río Segura,
Orihuela, capital de la gobernación meridional y luego también sede episcopal, fue la segunda ciudad en rango del reino de Valencia, sólo cedía a ésta, única de dicho ámbito a la que lo hace hoy en patrimonio monumental. Las citadas funciones y un dilatado término general auspiciaron el avecindamiento en Orihuela de nutrido y poderoso patriciado, integrado por eclesiásticos y nobles, que confirieron a la urbe un sello entre levítico y señorial, con una robusta impronta en la morfología urbana, que llega hasta hoy con abundante presencia en el casco histórico de iglesias, conventos, casonas y palacios.
Aunque privan los edificios de naturaleza religiosa, los de origen nobiliario son asimismo notorios y numerosos. Resaltemos que, entre los primeros, cuentan cinco monumentos nacionales, a saber: el imponente Colegio de Santo Domingo
(ver Colegio de Santo Domingo) , antiguo convento de dominicos y universidad, levantado entre los siglos XVI y XVIII, con elementos renacentistas y barrocos; las bellísimas iglesias góticas del Salvador, convertida sucesivamente en colegiata y catedral, la de Santa Justa y Rufina, y la de Santiago, donde celebraron cortes los Reyes Católicos en su marcha hacia la conquista de Granada; y, por último, el elegante palacio episcopal, de traza dieciochesca, recientemente restaurado.
A la cabeza del estamento nobiliario figuraron los titulares de señoríos alfonsinos, algunos de los cuales lograron títulos nobiliarios y, en algunos casos, la Grandeza de España. A los dos linajes más poderosos del Bajo Segura, los de Rocamora y Roca de Togores, respectivamente marqueses de Rafal y condes, luego duques, de Pinohermoso, títulos sobre los que se apoyan sendas Grandezas de España, corresponden los palacios de mayor entidad y empaque. A los primeros el actual palacio del conde de la Granja, cuya fachada fue renovada en el siglo XVIII por Jaime Bort, mientras el de los segundos, hoy biblioteca municipal, radicaba en la Plaza de la Pía o del marqués de Rafal, cuya actual mansión hace frente a aquél. Subrayemos, no obstante, que, a pesar de ruinas y derribos, la nómina de palacios y casonas nobiliarias subsistentes es larga; y en ella, además de los citados, se incluyen muestras tan valiosas y prototípicas como los palacios del marqués de Arneva, actual Ayuntamiento, de Tudemir o del duque de Béjar, convertidos en atractivo y comfortable hotel, del Barón de La Luide, del Portillo, que acoge la Caja Rural, y el de los marqueses de Rubalcaba, transformado en museo. En suma, Orihuela encierra un riquísimo conjunto monumental, el segundo en importancia de la Comunidad Valenciana.
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