viernes, noviembre 10, 2006

Norias o ruedas de corriente



Profunda e intensamente entrañada la noria o rueda de corriente, denominada asimismo azuda, aceña o azacaya, en la cultura y modo de vivir de los árabes, no fueron,empero, éstos sus inventores, aunque sí sus grandes difusores. Probablemente el origen del artilugio se halle en los regadíos de Oriente Medio, particularmente en los del Orontes y Eúfrates, y a partir de allí irradiarían en la Antigüedad, para ser luego más o menos modificados y diversificados por los árabes en el vasto espacio que ocuparon. Parece que puede concluirse, sin excesivo riesgo, que las ruedas de corriente fueron patrimonio de los hispanorromanos tanto en la Bética como la Cartaginense, en cuyos territorios perduraron y alcanzaron máxima implantación durante el periodo musulmán.

En la fachada este de España las hubo, casi seguro, en todos los regadíos históricos, si bien la mayor densidad correspondió a la cuenca del Segura, sobre todo en las huertas de Murcia, Orihuela y Lorca. Generalizada la denominación de norias fluviales, ésta no siempre es exacta, puesto que la mayoría, más que de los ríos, tomaban agua de acequias madres o mayores y brazales; con el tipo de ubicación guardan relación los diámetros, que oscilan entre 13 y 9 metros para los situados sobre los ríos alóctonos más caudalosos, dimensión esta última que no sobrepasan las colocadas en acequias mayores, con radios generalmente mayores de tres metros, que tan sólo reducen las radicadas en acequias menores.

Con material tradicional de las norias de corriente en las vegas del Segura se utilizó el pino rojo, embreado para defenderlo de la putrefacción e impermeabilizar las dos coronas que, unidas por las paletas, integran estas norias de llantas huecas; merced a su giro, a impulso de la corriente, sobre un eje horizontal fuertemente sujeto sobre por sólida obra de mampostería, los cajetones de las dos coronas, con bocas abiertas al exterior, se llenan de agua al sumergirse y la arrojan sobre el caudal elevado cuando, al aproximarse a la altura del diámetro, invierten su posición.

Muy llamativas por su espectacularidad, belleza e ingenioso planteamiento, las norias de corriente fueron celebradas por cronistas nativos y extraños. No son hoy motivos funcionales, sino otros de conservación de este importante legado histórico los que han permitido la pervivencia de las ñoras más famosas (Alcantarilla, Blanca, la reconstruida de Ñora, Benijófar, Mosquitas); constituyen, empero, multitud las destruidas, muchas sin rastro alguno.